miércoles, 24 de abril de 2013


HECHOS DE LOS APOSTOLES
 (Por Miguel Zuñiga)

El interés principal del autor no se centra en los actores individuales un en sus destinos o vicisitudes, sino en el progreso de la palabra de Salvación a partir del curso que se le fija en 1,8. La relación literaria muestra que Lucas y Hechos forman una unidad histórica y literaria. Las dos obras lucanas, autosuficientes pero relacionadas, manifiestan la perspectiva que el autor tenía de todo el proceso de la historia de Salvación, que abarcaba las épocas de la promesa y de su cumplimiento, es decir, de Israel y la Iglesia. La tesis principal de Lucas-­‐Hechos es la continuidad de la historia de la salvación mediante sus encrucijadas centrales, a vida de Jesús y el nacimiento de la Iglesia. A partir, de los datos que se encuentran en la obre, los exégetas llegan a la conclusión de que en las comunidades lucanas se estaba produciendo una crisis de identidad o mejor, una crisis de continuidad, suscitada por el persistente rechazo de los judíos al evangelio (Hch 13, 46-­‐47; 28, 24-­‐28) y el progresivo distanciamiento de un cristianismo predominantemente gentil del pueblo bíblico de la promesa. A Lucas no le preocupaban las razones por las que los judíos rechazaban el evangelio, sino responder a la auténtica dificultad teológica que este rechazo presentaba a los cristianos. ¿Cómo podrían aquellos que no eran judíos valorar lo que, teniendo sus raíces en el judaísmo, la mayoría de los judíos rechazaba? Para sostener sus tesis de continuidad, con el objetivo de hacer frente a este problema, Lucas tenía que establecer, por una parte, el nexo histórico entre Israel y Jesús (Evangelio), y, por otra, entre Jesús y la Iglesia (Hechos), demostrando, de este modo, la trayectoria completa del plan divino en el que la Iglesia del presente se confirmaba como el verdadero destino del camino de Dios con Israel (cf. 15,14-­‐21)

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