HECHOS DE LOS APOSTOLES
(Por Miguel Zuñiga)
El
interés
principal
del
autor
no
se
centra
en
los
actores
individuales
un
en
sus
destinos
o
vicisitudes,
sino
en
el
progreso
de
la
palabra
de
Salvación
a
partir
del
curso
que
se
le
fija
en
1,8.
La
relación
literaria
muestra
que
Lucas
y
Hechos
forman
una
unidad
histórica
y
literaria.
Las
dos
obras
lucanas,
autosuficientes
pero
relacionadas,
manifiestan
la
perspectiva
que
el
autor
tenía
de
todo
el
proceso
de
la
historia
de
Salvación,
que
abarcaba
las
épocas
de
la
promesa
y
de
su
cumplimiento,
es
decir,
de
Israel
y
la
Iglesia.
La
tesis
principal
de
Lucas-‐Hechos
es
la
continuidad
de
la
historia
de
la
salvación
mediante
sus
encrucijadas
centrales,
a
vida
de
Jesús
y
el
nacimiento
de
la
Iglesia.
A
partir,
de
los
datos
que
se
encuentran
en
la
obre,
los
exégetas
llegan
a
la
conclusión
de
que
en
las
comunidades
lucanas
se
estaba
produciendo
una
crisis
de
identidad
o
mejor,
una
crisis
de
continuidad,
suscitada
por
el
persistente
rechazo
de
los
judíos
al
evangelio
(Hch
13,
46-‐47;
28,
24-‐28)
y
el
progresivo
distanciamiento
de
un
cristianismo
predominantemente
gentil
del
pueblo
bíblico
de
la
promesa.
A
Lucas
no
le
preocupaban
las
razones
por
las
que
los
judíos
rechazaban
el
evangelio,
sino
responder
a
la
auténtica
dificultad
teológica
que
este
rechazo
presentaba
a
los
cristianos.
¿Cómo
podrían
aquellos
que
no
eran
judíos
valorar
lo
que,
teniendo
sus
raíces
en
el
judaísmo,
la
mayoría
de
los
judíos
rechazaba?
Para
sostener
sus
tesis
de
continuidad,
con
el
objetivo
de
hacer
frente
a
este
problema,
Lucas
tenía
que
establecer,
por
una
parte,
el
nexo
histórico
entre
Israel
y
Jesús
(Evangelio),
y,
por
otra,
entre
Jesús
y
la
Iglesia
(Hechos),
demostrando,
de
este
modo,
la
trayectoria
completa
del
plan
divino
en
el
que
la
Iglesia
del
presente
se
confirmaba
como
el
verdadero
destino
del
camino
de
Dios
con
Israel
(cf.
15,14-‐21)